jueves, 4 de diciembre de 2014

Papá Noel, Los Reyes Magos y otros personajes ¿MENTIRAS O FANTASIAS?


Se acercan las fiestas y muchas familias comienzan a preguntarse como abordarán el tema de Papá Noel y los Reyes Magos con sus hijos. 

Algunos no dudan en promover estas fantasías, mientras que otros manifiestan que no les gustan porque sostienen que son mentiras y es una forma de engañar a los niños


Estos personajes exceden lo religioso y la tradición católica. Forman parte de lo cultural y de nuestras vidas. Tenemos que tener presente que nuestra historia personal juega un rol importante a la hora de definir que haremos con nuestros hijos. 

Hay personas que recuerdan con mucha felicidad esos momentos. La magia de la navidad, los regalos y Papá Noel son parte de los mejores recuerdos de su infancia. Siendo estos sucesos más importantes que el momento en el cuál se enteraron que Papá Noel o Los Reyes Magos eran los padres. Hay otras personas que recuerdan la tristeza y la frustración que esto les generó y no quieren que lo mismo suceda en la vida de sus hijos. Casi todos recordamos el momento en qué nos enteramos que estos personajes eran creados por nuestros padres, pero para cada uno tiene una carga diferente. 

¿MENTIRAS O FANTASIAS? 

Como papás no es lo mismo sentir que estamos mintiendo a que estamos armando un mundo de fantasía. Por eso debemos detenernos a pensar.

Cuando un niño ve a alguien disfrazado de Papá Noel, Los Reyes Magos, Mickey Mouse, Kitty, El Hombre Araña, o quien sea, no piensa que es un adulto disfrazado, ellos creen y están seguros de estar viendo AL PERSONAJE. Se emocionan y nosotros fomentamos esa ilusión. Seguramente sacaremos fotos y las guardaremos como recuerdos. No les contamos la realidad, no les hacemos darse cuenta que ahí dentro hay un señor disfrazado. Por el contrario, intentamos sostener la idea de que están junto a su personaje favorito. Seguramente hasta inventamos excusas para explicar por qué no hablan. ¿Les estamos mintiendo?

NO; NO LES ESTAMOS MINTIENDO: ESTAMOS JUGANDO CON ELLOS. Eso es la infancia. Un mundo de creer, de jugar. Es otra realidad, no la realidad del adulto, es la realidad de la FANTASIA, LA ILUSIÓN Y LA MAGIA. 

Los niños viven en ese mundo, y esto es lo mejor que les puede pasar. Nosotros debemos conservar esa ilusión y su inocencia en un primer momento. Convocar a nuestro niño interior para formar parte de ese mundo, armando la escena mágica, permitiendo que sean niños, que se ilusionen, que crean que todo es posible. 

Luego llegara el momento de la desilusión, y como papás tendremos un nuevo desafío cuando se enteran de esta nueva realidad. Una realidad que marca que crecieron, que son un poco "menos niños". Para esto, también, estamos las mamás, los papás y otros adultos, para ACOMPAÑARLOS Y CONTENERLOS en esos momentos. Lo que nos implicará volver a ser creativos para lograr que estos niños que ahora son poquito más grandes sigan siendo parte de esta fantasía pero ahora desde otro lugar, muchas veces se convierten en "cómplices" de los adultos para continuar creando la magia para los más pequeños de la familia. 

Cada mamá y papá tomará la decisión que crea que es la adecuada para su familia. Con lo que se sienta cómoda, quizás sí no es Papá Noel y los Reyes Magos, serán otros personajes. Lo importante es promover un mundo de fantasía en niños que actualmente viven con un exceso de "realidad" más cercana a la del adulto que a la de la niñez. 

Recordemos que LA INFANCIA ES JUEGO. El juego es para los niños tan real como lo es nuestra realidad. Animémonos a formar parte de SU mundo MÁGICO y de SU realidad.

Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en Maternidad, Crianza e Infancia.

sábado, 22 de noviembre de 2014

¿QUÉ ES LA CRIANZA CON APEGO O LA CRIANZA RESPETUOSA?



La crianza denominada "con apego" o crianza respetuosa consisten fundamentalmente en el respeto absoluto por las necesidades emocionales del bebé. Reconocer, atender y ser empáticos con lo que le sucede al niño.

Es fundamental implicarnos emocionalmente con el bebé, comprender las diferentes etapas y los tiempos en su desarrollo. Entender que los bebés no nos toman el tiempo, no nos manipulan, sino que nos necesitan.

Lo principal en la crianza con apego es que prime el respeto y el amor, es brindarles a los niños un crecimiento en armonía y acompañarlos en forma cariñosa en todo momento. Esta atención que le brindamos generará un fuerte vínculo emocional entre el bebé y sus padres.

Algunas características de este estilo de crianza:

*Preparación para el parto: Informarse sobre la importancia del parto natural y de los primeros minutos de vida del bebé.

*Lactancia materna: La leche materna es el mejor alimento para el bebé, satisface todas sus necesidades y facilita el vínculo afectivo con la madre. Desde la crianza con apego se promueve que la lactancia comience desde el momento del nacimiento y se realice en forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida. Luego se continúa con la lactancia como complementaria a la incorporación de alimentos sólidos. La lactancia prologada implica que sea sostenida hasta el momento que la mamá y el bebé lo decidan. El destete debe producirse en forma natural y gradual.

*Importancia del contacto físico – Porteo: Es una necesidad sumamente importante de los bebés, tanto como ser alimentado. Los bebés necesitan ser sostenidos y estar en contacto físico con su mamá durante la mayor parte del día. Para poder responder a esta necesidad constante de “upa” muchas familias optan por utilizar portabebés ergonómicos (significa que respetan la anatomía y fisiología del niño) en lugar de los clásicos cochecitos.

*Dormir con los hijos – Colecho: La necesidad de contacto de los bebés es durante el día y también durante la noche. Este es el motivo por el cuál durante los primeros meses tienen varios despertares nocturnos, estos no tienen como único fin ser alimentado sino que también da cuenta de esta necesidad de presencia materna. Muchas familias eligen dormir junto a sus hijos, lo cual le satisface esta necesidad al bebé y brinda más comodidad a la mamá para sostener la lactancia durante la noche. Dando por resultado que tanto bebé, la mamá y el resto de la familia descansen mejor.

*Atención al llanto de los bebés: Entender que el llanto es la forma de expresión del bebé, es su modo de comunicarse con nosotros. Cada vez que llora, algo le pasa, algo necesita y es función de los padres o adulto a cargo, atender ese pedido. Jamás debemos ignorarlos o minimizar las emociones de los bebés y niños. Debemos responder a ese pedido de ayuda.


Estos son algunos de los elementos de este tipo de crianza. La familia que elija esta forma para la vida de sus hijos no tiene que seguir como un reglamento cada ítem sino que cada uno podrá elegir lo que crea que es útil y le de bienestar a su familia. Siempre priorizando el bienestar del bebé. Para esto, es importante poder decidir desde la información y el convencimiento.

Breve respuesta a algunas críticas a la crianza con apego:

*Afecta a la intimidad de la pareja: Esta es uno de los argumentos en contra del colecho y de la lactancia prolongada. Es fundamental que el estilo de crianza sea consensuado por ambos padres. En este caso, la pareja podrá hallar nuevos momentos y lugares para encontrarse. Es importante ser conscientes que la llegada de un hijo siempre modifica la dinámica familiar. Más allá de donde duerma el bebé el constituirse como familia todo lo cambia. Es un desafío encontrar un nuevo modo de vincularse.

*Niños malcriados: “Malcriar” significa criar mal, con poco cariño, poca escucha, poca atención. Criar mal es dejarlos solos y que se acostumbren a que no obtendrán respuesta a lo que necesitan. Nunca se podrá “criar mal” por tenerlos mucho en brazos, por darles mucho amor, mucha contención o por enseñarles que tienen mamá y papá que les preocupa lo que les sucede.

*Niños dependientes: La sociedad actual en muchas oportunidades apresura la independencia de los niños. La crianza con apego acompaña el proceso gradual en que los niños van obteniendo su independencia, respetando los tiempos que necesiten. Los niños serán independientes en el momento que estén preparados para serlo. Los padres son guía y contención en ese camino.

*Falta de límites: Este estilo de crianza no implica que los niños hagan lo que quieran, libremente y sin restricciones. Los límites son parte de la vida, estos niños tendrán padres presentes que los acompañaran en el encuentro con los límites, les mostrarán los peligros, harán mediar las explicaciones y les enseñaran a encontrar alternativas y a lograr acuerdos. Los guiarán en el conocimiento del mundo y los ayudarán a superar las frustraciones que se les puedan generar. 

Estaremos criando hijos con confianza porque 
los hacemos sentir seres seguros, amados y comprendidos.
Lo primordial es criar hijos respetuosos sabiendo que primero fueron niños respetados.

Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en Maternidad, Infancia y Crianza.
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jueves, 20 de noviembre de 2014

Mamás Amigas - Amigas Mamás




La crianza de nuestros hijos se hace más fácil con ellas. 
Con esas amigas mamás que nos escuchan, que nos entienden. 
Con esas mujeres que comparten nuestro sentir. 
Qué saben exactamente que responder después un "estoy cansada". 
Qué nunca cuestionan sino que acompañan. 
Qué sostienen. 
Qué saben cuándo las necesitamos. 
Qué están siempre a nuestro lado. 
Qué nos oxigenan. 
Qué abrazan. 
Qué comparten miedos, dudas, preguntas, sueños. 

Porque todo sería mucho más difícil si nos las tenemos. Gracias a esas mujeres, amigas, mamás, que comparten crianza. 
Dedicado a las mamás amigas / amigas mamás que hacen más fácil la maternidad.

Lic. Mariela Cacciola

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Infancias con más obligaciones que placeres

Colegios con largas jornadas, actividades extra-escolares, asistencia psicológica, sobre exigencias, y agendas completas son parte de la realidad de muchos niños de hoy.

Muchos papás están tan preocupados por el futuro de sus hijos que se les escapa preservar su niñez.
Hay chicos que se les está yendo la infancia preparándose para cuando sean adultos.


Promover una linda y sana infancia es mucho más simple de lo que creemos.

Los niños necesitan tiempo libre. Necesitan jugar, explorar y divertirse. Necesitan compartir con pares. Necesitan pasar tiempo con su mamá y papá. Necesitan que se les exija menos.
Necesitan que se los escuche más. 
Necesitan que todos los días se les demuestre cuánto se los ama. 

Darles un buen futuro es dejarles una linda infancia. 

Lic. Mariela Cacciola

domingo, 2 de noviembre de 2014

Nuevo bebé. Segundos puerperios. Encuentros y desencuentros.

Sabemos lo mágico que es la llegada de un bebé a la vida. De eso nos han hablado mucho. Lo hemos escuchado, lo hemos visto y si tenemos suerte lo hemos vivenciado. Llega nuestro hijo, llega la magia, llega un amor infinito pero también llega el cansancio, llegan las noches sin dormir, llega la confusión, llega el desequilibrio. Toda esa mezcla es la que se vive en el puerperio

Esos primeros meses donde tenemos a nuestro bebé en brazos casi todo el tiempo. El día se nos pasa entre teta y teta. Debemos meternos por entero en un nuevo mundo y un nuevo idioma. Tenemos que alejarnos de nuestro idioma para comenzar a comprender otro, el idioma bebé. Que es único. Porque ese bebé es único. Para entrar en el mundo bebé y comenzar a vincularnos con él necesitamos entregarnos en cuerpo y mente. 

En esos momentos, nos sentimos débiles, tenemos nuevos miedos, nos cuesta salir de nuestro hogar, nos faltan deseos de conectarnos con otros. Necesitamos meternos para dentro para conocer a ese nuevo ser y para reconocernos a nosotras mismas. Brevemente, de eso se trata el PUERPERIO.

Los “segundos puerperios” serán más complejos aún.

En esta oportunidad, los invito a pensar que pasa cuando ese puerperio no es el primero, sino el segundo, el tercero o el que sea, qué implica atravesar esta etapa con la presencia de otros hijos

Alojar a ese nuevo bebé implica transitar ENCUENTROS Y DESENCUENTROS.

Animarnos a vivenciar plenamente el puerperio implica alejarnos un poco del mundo que nos rodea para recorrer el camino del ENCUENTRO con nuestro bebé y con nosotras mismas. Estos primeros tiempos de introspección para ENCONTRARNOS nos demanda íntegras, física y emocionalmente. Es inevitable que esto nos saque energía y disponibilidad para relacionarnos con nuestros hijos mayores. Con lo cual comienza un periodo de DESENCUENTROS con ellos. 

El embarazo nos prepara también para esto. En los últimos meses ya no podemos ser esas mismas mamás que éramos. El nacimiento del bebé marca el quiebre. La entrega y disponibilidad que teníamos por nuestro hijo ahora es necesario repartirla. La cuestión es que en esos primeros tiempos es tanta la demanda del nuevo bebé que sentimos que no nos estamos repartiendo sino que estamos desatendiendo al mayor. 

Muchas mamás se sienten desbordadas, sienten que el bebé consume toda su energía y no les queda resto para los demás. Mamás en fusión emocional con el recién nacido y que les cuesta acompañar las necesidades de los mayoresMamás que se sienten culpables porque se encuentran entre dos mundos que por momentos son difíciles de compatibilizar. Esta situación las angustia porque se sienten superadas y alejadas de sus otros hijos. Hijos que en muchos casos aún son pequeños y que tienen necesidades. Hijos que demandan y obligan a la mamá a salir de ese “mundo bebé”. Hijos que con la llegada del hermano también se ven movilizados. generalmente con muchos celos, que los expresan de diversas maneras, en ocasiones con malos comportamientos que encubren un gran enojo motivado por la nueva realidad. Todo esto acentúa el DESENCUENTRO.

¿Cómo podemos transitar estos momentos? ¿Qué necesitamos? No estar solas. Contar con ayuda. El rol de nuestra pareja será fundamental para sostenernos y sobre todo para sostener a los hijos mayores. Para esto nosotras debemos soltar y confiar en nuestra pareja y nuestros hijos. Ellos sabrán ENCONTRARSE para acompañarse. Conocer que nuestros hijos podrán capitalizar todo el amor que le dimos, que tienen reservas para esperarnos y respetarnos en este tiempo. Que han creado grandes vínculos que les facilitarán transitar esta nueva etapa. Cabe aclarar, que el padre es el gran sostenedor, pero también pueden serlo otras figuras como los abuelos, amigos, o quien sea que nos ayude. 

ENCUENTROS Y DESENCUENTROS. Con nosotras mismas. Con nuestra pareja. Con el nuevo bebé. Con los otros hijos. Con la vida misma. De eso se trata el PUERPERIO. En estas nuevas oportunidades tenemos que saber que si nos desencontramos es porque en algún momento estuvimos encontrados. Debemos confiar que el nuevo encuentro es sólo cuestión de tiempo. Un tiempo que traerá un nuevo equilibrio y grandes cambios que darán cuenta que todos hemos crecido, aprendido y nos hemos transformado en una NUEVA FAMILIA.

Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en maternidad, crianza e infancia.

Este es uno de los temas que reflexionamos en el TALLER VIRTUAL: "HERMANOS. Cómo favorecer la relación. Si te interesa participar podes consultar mayor información del taller.

lunes, 25 de agosto de 2014

Resaltar el mensaje positivo



Si pensamos que una cara de una moneda es el “NO” la otra es el “SI”. Por un lado están los límites, las prohibiciones, lo que no se puede hacer, pero hay otra cara que es lo que sí se puede, lo que sí está permitido y al alcance del niño. 

Podemos acompañar al niño a conocer el mundo a partir de lo que no puede o podemos acompañarlo teniendo como guía lo positivo. En estos casos el desarrollo del bebé o niño se vincula principalmente con lo que los padres le permiten y no con lo que le prohíben.

Lo que es negativo nunca es positivo. Cuando decimos por ejemplo “No, no hagas eso” o “No digas eso” es un camino sin salida para los niños. Tendríamos que poder tomar conciencia de la cantidad de mensajes negativos que damos, de la cantidad de veces por día que le decimos que “no” a nuestros hijos. 

Podemos obtener los mismos resultados pero dando el mensaje en forma positiva. Por ejemplo en lugar de decir “No grites”, decirle “Háblame despacio” o en vez de “No corras” reemplazarlo por “Caminemos”. Reemplazar lo que NO PUEDE por lo que SI PUEDE HACER. 

Es un desafío para los padres no paralizarse frente al límite que aparece y buscar una alternativa. 

Acompañar a nuestros hijos a que conozcan el mundo de forma positiva, nos invita a ser creativos constantemente. 

Lic. Mariela Cacciola

miércoles, 20 de agosto de 2014

Cinco Razones para Dejar de Decir “¡Muy Bien!”

Por Alfie Kohn

Salga a un sitio de juegos, visite una escuela o aparézcase en la fiesta de cumpleaños de un niño, y hay una frase que de seguro va a escuchar: “¡Muy bien!”. Incluso los bebés pequeños son elogiados por juntar sus manos (“Bonito aplauso!). A algunos de nosotros se nos escapan estos juicios sobre nuestros niños al punto de que casi se convierte en un tic verbal.

Muchos libros y artículos advierten en contra de recurrir al castigo, desde pegar hasta el aislamiento forzado (“tiempo fuera”). Ocasionalmente alguien incluso nos pedirá que reconsideremos la práctica de sobornar a los niños con stickers o comida. Pero usted tendrá que buscar arduamente para encontrar una palabra que desaliente lo que es eufemísticamente llamado refuerzo positivo.

Para que no haya ningún malentendido, el punto aquí no es cuestionar la importancia de apoyar e incentivar a los niños, la necesidad de amarlos y abrazarlos y ayudarlos a sentirse bien con ellos mismos. Los elogios, sin embargo, son una historia completamente diferente. Aquí explico por qué.

1. Manipulando a los niños.
Suponga que usted ofrece una recompensa verbal para reforzar el comportamiento de un niño de dos años que come sin regar, o de un niño de cinco años que limpia sus materiales de arte. ¿Quién se beneficia de esto? ¿Es posible que el decir a los niños que han hecho un buen trabajo tenga menos que ver con sus necesidades emocionales que con nuestra propia conveniencia?

Rheta DeVries, profesora de educación en la Universidad del Norte de Iowa, se refiere a esto como “control con cubierta de azúcar”. Muy parecido a las recompensas tangibles – o, para el propósito, castigos – es una forma de hacer algo a los niños para conseguir que ellos cumplan con nuestros deseos. Puede ser efectivo en producir estos resultados (al menos por un tiempo), pero es muy diferente a trabajar con los niños – por ejemplo, entablar una conversación con ellos a cerca de qué es lo que hace a una clase (o a una familia) funcionar sin problemas, o cómo otras personas son afectadas por lo que hemos hecho – o dejado de hacer. Este último enfoque no solo que es más respetuoso si no que no es efectivo para ayudar a los niños a convertirse en personas reflexivas.

La razón por la cual los elogios pueden funcionar a corto plazo es que los niños pequeños están hambrientos de aprobación. Pero nosotros tenemos la responsabilidad de no aprovecharnos de esta dependencia para nuestra propia conveniencia. Un “¡Muy bien!” para reforzar algo que hace nuestras vidas un poco más fáciles puede ser un ejemplo de tomar ventaja de la dependencia de los niños. Los niños también pueden empezar a sentirse manipulados por esto, incluso si ellos no pueden explicar a ciencia cierta por qué.

2. Creando adictos a los elogios.
De seguro, no todo uso de elogios es una táctica calculada para controlar el comportamiento de los niños. Algunas veces felicitamos a los niños solamente porque estamos genuinamente complacidos por lo que han hecho. Sin embargo, incluso en esos casos, vale la pena poner más atención. En lugar de aumentar la auto estima de un niño, los elogiados pueden incrementar su dependencia hacia nosotros. Mientras más decimos “Me gusta la forma en que tú....” o “Muy bien hecho...”, incrementa la dependencia de los niños hacia nuestrasevaluaciones, nuestras decisiones acerca de lo que está bien y mal, en lugar de aprender de sus propios juicios. Esto los lleva a medir su valor en términos de lo que a nosotros nos hará sonreír y darles un poco más de aprobación.

Mary Budd Rowe, una investigadora de la Universidad de Florida, descubrió que los estudiantes que eran elogiados profusamente por sus profesores eran más indecisos en sus respuestas, más proclives a responder en un tono de voz de pregunta (“mm, ¿siete?”). Tendían a retractarse de una idea propuesta por ellos tan pronto como un adulto mostraba su desacuerdo. Además, tenían menos tendencia a perseverar en tareas difíciles o compartir sus ideas con otros estudiantes.

En resumen, “Buen trabajo!” no les da seguridad a los niños; en última instancia, los hace sentirse menos seguros. Este tipo de frases puede incluso crear un círculo vicioso en el que mientras más recurrimos a los elogios, más parecen los niños necesitarla, por lo que los elogiamos aún un poco más. Penosamente, algunos de estos niños se convertirán en adultos que continúan necesitando a alguien que les dé una palmada en la espalda y les diga si lo que hicieron estuvo bien. De seguro, esto no es lo que queremos para nuestros hijos e hijas.

3. Robando el placer de un niño.
Aparte del problema de dependencia, un niño merece disfrutar de sus logros, sentirse orgulloso de lo que ha aprendido a hacer. También merece decidir cuándo sentirse de tal o cual forma. Pero, cada vez que decimos, “¡Muy bien!”, le estamos diciendo al niño cómo sentirse.

De seguro, hay momentos en los que nuestras evaluaciones son apropiadas y nuestra guía es necesaria – especialmente con niños que ya caminan y de edad pre-escolar. Pero una corriente constante de juicios de valor no es ni necesaria ni útil para el desarrollo de los niños. Desafortunadamente, seguramente no nos hemos dado cuenta de que “¡Muy bien!” es una evaluación tanto como lo es “¡Mal hecho!” La característica más notable de un juicio positivo no es que este sea positivo, si no que es un juicio. Y a la gente, incluyendo a los niños, no les gusta ser juzgados.

Yo disfruto y guardo las ocasiones en las que mi hija logra hacer algo por primera vez, o hace algo mejor de lo que lo había hecho hasta ahora. Pero trato de resistir al reflejo de decir “¡Muy bien!” porque no quiero diluir su alegría. Quiero que ella comparta su placer con migo, no que me mire buscando un veredicto. Quiero que ella exclame, “¡Lo hice!” (lo que ocurre regularmente) en lugar de preguntarme con incertidumbre, “¿Estuvo bien?”

4. Perdiendo el interés.
"¡Muy bonita pintura!” puede hacer que los niños sigan pintando por el tiempo que nos mantengamos mirando y elogiándolos. Pero, advierte Lilian Katz, una de las principales autoridades nacionales de educación en la temprana infancia, “una vez que se quita la atención, muchos niños no volverán a esa actividad nuevamente.” Efectivamente, una cantidad impresionante de investigaciones científicas han mostrado que mientras más recompensamos a la gente por hacer algo, más tiende a perder el interés por cualquier cosa que deban hacer para obtener recompensas. Ahora el punto no es dibujar, leer, pensar, crear – el punto es tener el regalo, sea este un helado, un sticker o un “¡Muy bien!”.

En un estudio de problemas conducido por Joan Grusec de la Universidad de Toronto, los niños pequeños que fueron elogiados frecuentemente por muestras de generosidad, tendían a ser un pocomenos generosos en el día a día, de lo que eran los otros niños. Cada vez que ellos han oído “¡Muy bien por compartir!” o “Estoy muy orgulloso de ti por ayudar”, ellos perdían el interés por compartir o ayudar. Estas acciones vinieron a verse no como algo valioso en su propio sentido de lo justo, si no como algo que deben hacer para obtener nuevamente esa reacción del adulto. La generosidad se convierte en el medio para un fin.

Motivan los elogios a los niños? Por supuesto. Los motivan a obtener elogios. Desgraciadamente, esto sucede frecuentemente a expensas del compromiso hacia cualquier cosa que ellos estaban haciendo y que provocó un elogio.

5. Disminuyendo el Desempeño.
Como si no fuera suficientemente malo que un “¡Muy bien!” pueda menoscabar la independencia, el placer y el interés, puede también interferir con cuán bien los niños hacen una tarea. Los investigadores continúan hallando que los niños que son elogiados por hacer bien un trabajo creativo tienden a tropezar en la siguiente tarea- y no les va tan bien como a los niños que no fueron elogiados al principio.

¿Por qué sucede esto? En parte porque los elogios crean una presión de “continuar el buen trabajo”, llegando a interponerse en el camino de lograrlo. En parte porque su interés en lo que hacen puede disminuir. En parte porque ellos se vuelven menos propensos a tomar riesgos – un prerrequisito para la creatividad- una vez que comienzan a pensar sobre cómo hacer que esos comentarios positivos continúen viniendo.

En forma general, “¡Muy bien!” es un vestigio de un enfoque que reduce toda la vida humana a comportamientos que pueden ser vistos y medidos. Desafortunadamente, esta ignora los pensamientos, sentimientos y valores que yacen detrás de los comportamientos. Por ejemplo, un niño puede compartir un refrigerio con un amigo como una forma de atraer un elogio, o como una forma de asegurarse de que otro niño tenga suficiente para comer. Los elogios por compartir ignoran estos diferentes motivos. Peor aún, estos de hecho promueven el motivo menos deseable, haciendo a los niños más proclives a tratar de pezcar elogios en el futuro.

Una vez que usted empieza a elogiarlo por lo que es – y lo que hace – estas pequeñas y constantes explosiones de evaluación de los adultos comienzan a producir los mismos efectos que unas uñas rasgadas lentamente sobre un pizarrón. Usted comienza a alentar a un niño a dar a sus maestros y padres un bocado de su propia melaza, volteándose a responderlos diciendo (en el mismo tono de voz dulzón), “¡Muy buen elogio!”

Sin embargo, no es un hábito fácil de romper. Dejar de elogiar, al menos al principio, puede parecer extraño,. Se puede sentir como si estuviese siendo frío o guardándose algo. Pero eso, (y pronto se vuelve evidente) sugiere que nosotros elogiamos más porque necesitamos decirlo que porque nuestros niños necesitan oírlo. Siendo esto así, es tiempo de reconsiderar lo que estamos haciendo.

Lo que los niños necesitan es apoyo incondicional, amor sin compromisos. Eso no solo que es diferente a un elogio – es lo opuesto al elogio. “¡Muy bien!” es condicional. Significa que estamos ofreciendo atención, reconocimiento y aprobación por saltar a través de nuestro aro, es decir, por hacer algo que nos place a nosotros.

Este punto, usted lo notará, es muy diferente a una crítica que mucha gente ofrece al hecho de dar a los niños mucha aprobación, o dársela muy fácil. Ellos recomiendan que nos hagamos más tacaños con nuestros elogios y demandemos que los niños “los ganen”. Pero el problema real no es que los niños de esta época esperen ser elogiados por todo lo que hacen. Lo que sucede es que nosotros estamos tentados a tomar atajos, a manipular a los niños con recompensas en lugar de explicar y ayudarlos a desarrollar las habilidades necesarias y los buenos valores.

Entonces, ¿cuál es la alternativa? Eso depende de la solución, pero cualquier cosa que decidamos decir tiene que ser en el contexto del afecto genuino y amor por lo que los niños son en vez de por lo que han hecho. Cuando está presente el apoyo incondicional, un “¡Muy bien!” no es necesario; cuando no está presente, un “¡Muy bien!” no ayudará.

Si estamos elogiando acciones positivas como una forma de desalentar un mal comportamiento, esto tiene poca probabilidad de ser efectivo por mucho tiempo. Incluso cuando esto funciona, no podemos afirmar que el niño ahora “se esté comportando”; sería más preciso decir que los elogios lo hacen comportarse. La alternativa es trabajar con el niño, para descubrir las razones por las que él está actuando de esa manera. Podríamos tener que reconsiderar nuestros propios requerimientos en vez de simplemente buscar una forma de que los niños obedezcan. (En lugar de usar “¡Muy bien!” para hacer que un niño de cuatro años se siente callado durante una larga clase o cena familiar, tal vez deberíamos preguntarnos si es razonable esperar que un niño haga esto).

También debemos encaminar a los niños hacia el proceso de tomar sus propias decisiones. Si un niño está haciendo algo que molesta a otros, entonces sentarse posteriormente con él y preguntarle, “¿Qué piensas que podemos hacer para solucionar este problema?” podría ser más efectivo que chantajes o amenazas. Esto también ayuda al niño a aprender cómo resolver problemas y le enseña que sus ideas y sentimientos son importantes. Por supuesto, este proceso toma tiempo y talento, cuidado y coraje. Lanzar un “¡Muy bien!” cuando el niño actúa en una forma que nosotros estimamos apropiada no toma ninguna de estas cosas, lo que explica por qué las estrategias de “hacer algo a” son más populares que las estrategias de “trabajar con”.

¿Y qué podemos decir cuando los niños hacen algo impresionante? Considere estas tres posibles respuestas:

* No diga nada. Algunas personas insisten en que un acto servicial debe ser “reforzado” porque, secreta o inconscientemente, ellos piensan que fue una casualidad. Si los niños son básicamente malos, entonces se les debe dar una razón artificial para ser buenos (a saber, recibir una recompensa verbal). Pero si este cinismo es infundado-y muchas investigaciones sugieren que lo es-entonces los elogios no serían necesarios.

* Diga lo que vio. Un enunciado simple, sin evaluación (“Te pusiste los zapatos por ti mismo” o incluso solamente “Lo hiciste”) dice a su hijo que usted se dio cuenta. También le permite a él sentirse orgulloso de lo que hizo. En otros casos, puede tener sentido hacer una descripción más elaborada. Si su hijo hace un dibujo, usted podría ofrecer unas observaciones –no un juicio-sobre lo que usted ve: “¡La montaña es inmensa!” “¡Hijo, de seguro usaste mucho color morado hoy día!”

Si un niño hace algo cariñoso o generoso, usted podría atraer su atención sutilmente hacia el efecto de esta acción en la otra persona: “¡Mira la cara de Abigail! Ella parece muy feliz ahora que le diste un poco de tu comida”. Esto es completamente diferente a un elogio, en el que el énfasis está en cómo usted se siente acerca de la acción hecha por su hijo.

* Hable menos, pregunte más. Incluso mejores que las descripciones son las preguntas. Por qué decirle a él qué parte de su dibujo le impresionó a usted cuando puede preguntarle qué es lo que aél le gusta más de su dibujo? El preguntar “Cual fue la parte más difícil de dibujar?” o “¿Cómo hiciste para hacer el pie del tamaño correcto?” es probable que alimente su interés por el dibujo. Decir “¡Muy bien!”, como lo hemos visto, puede tener exactamente el efecto contrario.

Esto no significa que todos los cumplidos, todos los agradecimientos, todas las expresiones de gusto sean dañinas. Debemos considerar los motivos por los que los decimos (una expresión genuina de entusiasmo es mejor que un deseo de manipular el futuro comportamiento del niño) así como los efectos verdaderos de decirlos. ¿Están nuestras reacciones ayudando al niño a percibir un sentido de control sobre su vida—o de buscar constantemente nuestra aprobación? Están estas expresiones ayudándolo a volverse más entusiasta en lo que está haciendo por derecho propio, o convirtiendo en algo que él solo quiere hacer para recibir una palmada en la espalda.

No es cuestión de memorizar un nuevo guión, si no de tener presentes nuestros objetivos a largo plazo para nuestros hijos y estar alerta sobre los efectos de lo que decimos. La mala noticia es que el uso de refuerzos positivos no es realmente algo positivo. La buena noticia es que usted no tiene que evaluar para poder motivar.



* Copyright © 2001, 2007 por Alfie Kohn.

domingo, 3 de agosto de 2014

Una experiencia cotidiana para pensar que nos dicen los hijos con sus comportamientos


Les comparto una situación que nos contó una mamá en unos de los talleres virtuales “La comunicación de los límites”
Esta mamá nos relata una experiencia cotidiana muy útil para poder pensar cuánto nos necesitan nuestros hijos y que muchas veces sus “malos comportamientos” es la única manera de expresarnos que algo les está pasando. 
Nuestro desafío es descubrir lo que le sucede.



Primer mensaje de la mamá en el foro del taller: Hola a todas! Les cuento algo que pasa todos los dias. Que es una de las cosas que más me hace creer que necesitamos ayuda... Acuesto a los nenes (5 y 8 años), entre las 20 y 21 hs. A la mañana entran a las 7:50 los dos. La escuela está de pasada al jardín de infantes. Empiezo a llamarlos a las 6:30. El nene, el de 5, se despierta, se levanta, toma la leche y lo visto en 20 minutos. Y la nena, mientras esto sucede, sigue acostada, si no es dormida, sigue acostada remoloneando. Le explico que se nos va la hora de prepararnos, que hay que llegar a horario. Le explico que sus compañeros la esperan, le explico que ella tiene que cumplir su obligación de llegar a horario... le explico, le explico, y nada! Ella sigue acostada. Llegan las 7:30, 7:40 y la nena (8 años) sigue en la cama!!! Mi paciencia se agota, le grito, y ella llorando empieza el berrinche. Llora en lugar de apurarse, dice que está cansada. Que quiere dormir. Le digo que ya durmió, que ahora es hora de ir a la escuela. Que debe levantarse y rápido! Se levanta chinchuda, y me dice que tiene sueño, que a mi no me gustaría que me despierten así. Que ella es sólo una nena y que yo soy la que debe vestirla. Y se queda gritándome que soy mala madre que no ayuda a su hija a vestirse. Entonces la visto, y ella no hace nada por prenderse botones o cerrar cierres, todo lo tengo que hacer yo. La peino rápido y le caliento la leche que a veces la toma fria, porque les hago la leche a las 7. Llegando las 7:50, casi siempre vestida, y peinada, le pido que se ponga las zapatillas y se queda sentada, mirándome o mirando la nada... No se las pone!! Le pongo las zapatillas con bronca! Y le pongo a los dos las bufandas y gorras de abrigo. Salimos de casa y nos lleva unos minutos llegar a la escuela. A las 8:00 en punto cierran la puerta. Y ella llega casi siempre 8:06, 8:10, 8:15... aprox. Cuestión: todos los dias llega tarde y el hermano también, él más tarde, entra 7:50 y llega 8:10, 8:15, 8:20, aprox!! La directora del jardín me dijo que no lo recibe más si no llega a horario. Verdaderamente no se cómo hacer en las mañanas. He probado con música, chocolate, pan con manteca, galletitas diferentes, cosquillas, y hasta le he dicho que si se levantaba temprano tendría unos 15 minutos para patinar; eso ha sido un incentivo, pero a la hora de sacarse los patines, todo es igual! La amo! Pero a veces me siento agobiada!! Yo soy remolona y vueltera, también, no lo niego, también soy de llegar tarde, pero ella está empezando su vida escolar y quiero que no viva todas las cosas que pasé yo. La verdad a veces creo que hay algo que hago mal y no descubro qué es.
El tema que al estar sola con ellos no se cómo hacer para que se apuren, o que hagan las cosas por si mismos. Algunas veces les digo que ellos van teniendo más edad y que cuando una persona crece, va teniendo que aprender a hacer cosas para ella misma. Porque los papás hacían las cosas por / para ellos totalmente, cuando eran bebés, pero a estas edades, ellos deben hacerlas para sí mismos. Y no consigo que las hagan. Me siento frustrada!! Hasta cuándo van a seguir con esto de esperar de mi que les haga todo? Higiene, vestirlos, peinarlos: mamá, y ahora, desde hace muy poquito, empezaron a querer bañarse solos. Siento que les hace mal que yo les haga todo eso. 
De chica, mi madre nunca estaba. Ella trabajaba mucho y yo he aprendido a hacer todo sola! Desde los tres años me bañaba sola, y hasta lavaba la ropa interior. Desde los siete años me peinaba sin ayuda, y tenía el pelo largo hasta la cintura. Nunca más me arrancarían el pelo, ni mi abuela ni mis tías!!
Claro que entiendo que ellos son otras personas, claro que no les pido que sean como yo. Pero quisiera saber cómo guiarlos a que ellos comiencen su propio cuidado. La higiene personal, el vestirse solos, atarse los cordones, etc. Por supuesto, que yo no intento que lo hagan como yo. Ni a la misma edad que lo hice yo. Pero el tema es: a qué edad lo debieran hacer? Cómo hago para ayudarlos a ser independientes en esto?"

RespuestaGabriela planteas algunas cuestiones que exceden los objetivos del taller y que serían mejor conversarlas por privado, por ejemplo nos contas parte de tu infancia y como esto puede estar afectando a la crianza de tus hijos. Te preguntas cuándo serán independientes, sin embargo no creo que sea el principal problema. 

Voy a tomar parte de tu relato para reflexionar en este espacio grupal. 

Respecto a la escena que relatas en principio te propondría que antes de preocuparte por cuándo harán solos sus cosas pensaría en cómo lo pueden hacer para que no sean tan conflictivas todas las mañana. Sin dudas podemos identificar como la causa del conflicto: los celos entre hermanos. Por lo que contas la conducta de tu hija está intensificada por diferenciarse del hermano. "Él lo hace en 20 minutos y fácil yo voy a hacer lo opuesto". Tendrías que buscar la forma de poder revertir esta situación. Que ella no llama la atención de esta forma. 
Podrías probar con cambiar la rutina. Empezar primero con ella, decirle: “mañana te voy a despertar primero a vos”. Vestila si es necesario pero sin enojo sino como un mimo por levantarse temprano, y proponer un tiempo para disfrutar juntas: “hacemos desayuno de chicas". Proponerle que viva esa mañana como un tiempo exclusivo entre ambas. Luego despertar al hermanito que sabes que rápidamente estará listo. Qué te parece?

Nuevo mensaje de Gabriela
Les cuento que esta mañana desperté a mi hija con besos, cosquillas y una cucharada de dulce de leche, mimos y abrazos! Dejé al nene durmiendo. Creo que fue sanadora la mañana, porque se levantó mucho más rápido y menos perezoza que otros dias. Y se que anoche se durmió tarde, yo volví tardísimo. Y les cuesta seguir la rutina cuando no estoy en casa y se quedan con mi madre. La vestí y peiné teniendo en cuenta que ella todavía no lo puede hacer, que lo hará seguramente cuando pueda, y no hubo gritos. Me dio un abrazo largo y me dijo que me ama mucho, que soy la mejor mamá que ella pudo haber elegido. Que ella sabía que yo iba a poder tratarla con todo el amor que tengo en el corazón. Yo la abracé y el dije que las mamás también aprendemoa todos los días. Y le di un beso, le dije que la amo como a nadie, y que se hacia tarde, que le pedia por favor que llegara temprano. Y llego solo dos minutos tarde, muho mejor que otros dias. Me alegra haberme anotado en este taller. Creo que no tiene precio. Permite RE-CONSTRUIRSE A SI MISMO. Concuerdan? Bueno, tal vez no todos lo necesitan, pero a mi me hace bien. 

La verdad ayer fue un día muy de mucha emoción. Por años estaba buscando ser una madre distinta a la que era. Y con dejar de escuchar esas palabras que dicen sobre mi hija "es una vaga", "te manipula", "hace lo que quiere", "asi le va a ir en la vida!", y lo que dicen de mi que no le doy bola, que le tengo que pegar con una varilla en las piernas, que soy blanda, que no tengo caracter, que me dejo dominar, y un sin fin de comentarios que desde hoy pongo a la hoguera... Decía que con dejar de escuchar todo eso que siempre me resonaba en la mente, pude concentrarme en mi objetivo: Mejorar la mañana. Y creo que lo hice. Hoy se despertó en 20 minutos. Sin gritar. Remoloneó, pero se levantó con ganas de desayunar y ayudó a vestirse. Es un avance, importante!! Estoy feliz Mariela, mil gracias por este taller!! Se que tal vez, haya que mejorar más cosas, pero ya empezamos. Y eso buscaba. Gracias a todos. Abrazos!


Los invito a pensar que les pueden estar pidiendo sus hijos. Que están necesitando. A  veces darle lo que necesitan es mucho más simple de los que nos imaginamos. Tenemos que estar muy atentos para escuchar sus necesidades genuinas.

miércoles, 23 de julio de 2014

EN LAOS LOS NIÑOS NO LLORAN - Irene Garzón


"En Noviembre de 2009 pasé unos 20 días en Laos con mi marido. Recorrimos el país de norte a sur, a nuestro ritmo, ya que no teníamos ruta fija ni los días contados. Laos es un país poco explorado por el turismo ya que solo hace 10 años que se puede visitar libremente. Hasta entonces, las fronteras estaban cerradas a los turistas. Como tal, la influencia que este sector ha ejercido en su sociedad, no ha sido muy grande y hace que la gente se muestre tal y como es a quienes se acerquen a ellos.
Tras unos días en este país, nos dimos cuenta de que “algo extraño” pasaba en Laos. Al poco tiempo nos dimos cuenta de que lo que nos llamaba la atención era que no habíamos oído llantos de niños desde que habíamos entrado en ese país. Al principio no le dimos demasiada importancia y lo achacamos a que simplemente no habríamos coincidido con muchos niños, o con niños llorones, porque ¿cómo no iban a llorar los niños allí? Los niños, sobre todo los que aún son muy pequeños y no hablan, se comunican a través del llanto. Esa es su forma de decir que están incómodos, que les duele algo, que algo no les gusta… es su forma de avisar a los suyos de que algo no va bien.
Con esa primera sospecha, empezamos a fijar nuestra atención en los niños y sobre todo en el papel de los niños en la sociedad laosiana. Pronto empezamos a entender la principal diferencia entre los laosianos y los occidentales. Estos niños no son el centro de atención de las familias. Son uno más. Están bien atendidos, sin ninguna duda, pero los adultos no paran su ritmo de vida por ellos. Si hay un bebé en la familia, todos los miembros se ocupan de él pero ninguno en especial. Si necesita un cambio de pañal, alguien lo cambia, y si el bebé rechista, inmediatamente alguien lo coge en brazos. Si el bebé se calma, esa persona sigue con lo que estaba haciendo, con el bebé a cuestas.
Aún hay más. La inmensa mayoría de los laosianos llevan un pañuelo grande atado a modo de bandolera y según vimos, lo llevan vacío, sin niño. Sólo ponen ahí al pequeño cuando éste lo pide.
Un día en un hotel-restaurante regentado por una familia, nos estuvimos fijando en los tres hermanos que estaban allí. Dos eran chicas preadolescentes y el tercero era un niño de unos 18 meses. Éste estaba todo el rato en brazos de una de sus hermanas. Las chicas estaban con los clientes, risueñas y simpáticas con todo el mundo. Cuando llegó un occidental de unos 30 años, supongo que huésped del hotel, las dos fueron a estar con él y hablaban animadamente entre los tres. Ese chico hablaba laosiano, por lo que era de entender que para él fuese más fácil entablar amistad con ellas. En un momento determinado, la chica que tenía al bebé en brazos, le dio el niño a este chico y fue un momento realmente cómico, pues se le veía muy incómodo, sujetando al bebé con los brazos estirados sin saber muy bien qué hacer con él. Las hermanas reían y volvieron a coger al niño que cómodamente volvió a sentirse a gusto en el regazo conocido.
En Laos, todo el mundo coge a los niños, todo el tiempo, siempre que estos lo requieren y no se plantean qué deben hacer con ellos o cómo cogerlos porque es algo que han hecho siempre. Sin embargo para un occidental, tristemente muchos de nosotros, la primera vez que cogemos a un bebé en brazos con cierta frecuencia, suele ser a nuestro propio hijo, y es muy normal oir comentarios de padres primerizos sobre el miedo que tienen a coger a su hijo, a no saber cómo hacerlo, el temor a hacerles daño… Si a esto añadimos las opiniones de supuestos expertos que nos hablan de lo malísimo que es coger a los niños en brazos porque los malcriamos, los hacemos dependientes, luego no van a querer más que brazos, brazos…
En Laos los niños y los adultos son felices, no están “malcriados” y cada uno asume las responsabilidades que pueden asumir a la edad que tienen. Cuidar del más pequeño es responsabilidad de todos desde que pueden hacerlo".


viernes, 11 de julio de 2014

SACAR O DEJAR

¿Cuándo y quién lo saca? o ¿Cuándo y quién lo deja?

Muchos padres y profesionales se preocupan y, en muchos casos, se apuran por SACARLES cosas a los bebes y niños.

Hay que sacarles la teta, sacarles el chupete, sacarles la mamadera, sacarle los pañales, etc, etc, etc. Piensan que tienen que sacar y les preocupa el CUÁNDO.

La propuesta es cambiar el SACAR y pensar en DEJAR. Cambiemos el verbo de la pregunta pero también el sujeto. Que no sea el adulto quién SACA sino que es el niño quien DEJA.

Va a ser muy diferente el accionar de las mamás y los papás. Quiénes pueden acompañar a sus hijos en estos procesos pero sabiendo que son ellos mismos quienes dejan la teta, dejan los chupetes, dejan los pañales, etc. De esta forma, será cuando sea su tiempo, cuando este listo y cuando ya no necesita lo que deja.

Quién DEJA sera en función de sus necesidades y no le habrán sacado algo en función de caprichos adultos.

Confiemos en que los niños van a dejar lo que ya no necesiten, y si no lo pueden dejar es tan simple de que aún lo necesita.

Podemos y debemos acompañar estos procesos pero muy diferentes es forzarlos.

Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en maternidad, crianza e infancia.

jueves, 3 de julio de 2014

Los bebés y la televisión

2° Participación en el programa TV CRECER

Los niños y la televisión


¿Es recomendable que los bebés vean televisión?
¿Los productos destinados a bebés?
¿Es perjudicial? 
¿Necesitan este tipo de estimulación?
¿Qué es mejor para ellos?

Conversamos sobre estos interrogantes en el programa.



domingo, 22 de junio de 2014

29 de junio 2014: Día Mundial del Sueño Feliz



Esta iniciativa surgió por primera vez hace dos años con el fin de realizar una campaña contra los métodos conductistas de adiestramiento del sueño infantil, conocidos popularmente como: métodos Ferber, Estivill o Duermete Niño. Estos métodos básicamente les transmiten a los padres que tienen que enseñarles a dormir a sus bebés dejándolos llorar.
Un grupo de madres, padres y profesionales que consideramos que ningún bebé o niño tendría que ser sometido a este método, nos hemos unido a la iniciativa.
El primer año el objetivo fue lograr que el lema #DesmontandoaEstivill se convirtiera en Trending Topic en Twitter, lo cual se logró durante varias horas de ese día.
El año pasado se eligió el hashtag #adormirfelices.
Desde este espacio proponemos nuevamente que esta campaña continúe este año.

LOS INVITO A PARTICIPAR DEL EVENTO E INVITAR A SUS AMIGOS PARA QUE MUCHAS FAMILIAS CONOZCAN EL DÍA DEL SUEÑO FELIZ.



jueves, 8 de mayo de 2014

El Acostumbrador Enmascarado

"Yo, a mi esposa, desde los ocho meses de casados la acostumbré a dormir sola, por si me tienen que hospitalizar, para que no sufra. También paso un mes al año fuera de casa, sin decir a dónde voy, para que no sufra si algún día la abandono. Y ese mes aprovechamos para dejar a los niños en un orfanato, que tienen que estar preparados por si nos morimos (hay tantos accidentes de coche…)

Mi lema es: sufra ahora, y así no tendrá que sufrir luego".



El Acostumbrador Enmascarado - Carlos González

jueves, 24 de abril de 2014

¿Me manipula o me necesita?




                              ¿A QUÉ DISTANCIA QUERES ESTAR DE TU HIJO?


Pensar que tu hijo te quiere manipular te distancia de él. Desde esa distancia jamás vas a poder comprender que necesita y como ayudarlo. Creer que tu hijo te manipula provoca una respuesta desde el enojo y la bronca. O muchas veces la solución que se encuentra es ignorarlo. Creer que los niños manipulan genera una lucha de poder donde cada uno puja por ganar de manera individual. De esta forma el niño queda solo frente al conflicto y la distancia es muy grande.


Pensar que nuestro hijo NOS NECESITA nos acerca a él. Comprender que esta aprendiendo a expresar lo que le pasa y que no tiene, o aún es rudimentaria, la herramienta de la palabra para transmitirlo nos permite intentar interpretar lo que le sucede y querer ayudarlo. De esta forma no hay dos bandos, sino qué quién gana o pierde están del mismo lado. Mama o papa y su hijo están cerca, de la misma vereda para poder enfrentar los conflictos juntos y aprender de la experiencia. Esa cercanía trae escucha y empatía y la respuesta va a ser de respeto, contención y amor.

Lic. Mariela Cacciola


NUEVA FECHA TALLER VIRTUAL: "La Comunicación de los Límites"

miércoles, 12 de marzo de 2014

Por miedo a SOBREPROTEGER a veces se DESPROTEGE

Existe un gran miedo a la sobreprotección. En especial lo escucho de pediatras, psicólogos, maestros, y esto es reproducido por muchos padres. 

Es muy delgada la línea que separa la sobreprotección de la desprotección. Sin embargo, en el medio esta lo más importante que es: LA PROTECCIÓN. Es necesario pensar el límite entre ellas, debido a que se observa que en muchas ocasiones por miedo a sobreproteger se expone y se deja solos a los niños. 



Nuestra función como padres es darle la mano a nuestro hijo para acompañarlo en el crecimiento. 

SOBREPROTEGER significa apretar su mano tan fuerte de manera que no puede avanzar. Ese apretón lo único que transmite son los miedos de esa mamá o ese papá. Este apretón no permite que el niño se pueda soltar y andar solo cuando esté listo. 

DESPROTEGER implica soltar su mano antes de tiempo y empujarlo a resolver solo una situación para la cual no está capacitado aún. Esta mano empuja a enfrentar el obstáculo con miedo y en soledad. De esta forma no se está atento a las necesidades de los niños y se les genera un gran desamparo. 

El equilibrio está en PROTEGER, que es darle la mano para sostenerlo en cada paso que lo necesite. Es acompañar en sus avances, darles sostén, y que sepan que uno está junto a ellos cuando lo necesitan. Es tomar su mano con la fuerza necesaria para que pueda soltarse cuando esté preparado para hacerlo. Es dar la mano ni muy apretada ni muy suelta, sino con la fuerza necesaria para caminar a la par hasta que sea SU momento en el que pueda soltarse. Ni antes ni después. 

Es necesario estar atentos y tener cuidado de que el miedo a estar sobreprotegiendo no nos lleve a desproteger y soltar la mano antes de tiempo. 

Lic. Mariela Cacciola 
Psicóloga especialista en maternidad, crianza e infancia.


martes, 11 de febrero de 2014

Las mamás que criamos "con apego" también nos cansamos

Comparto con ustedes un mensaje que recibí hace algunos días y la respuesta. 


Hola Mariela:
Te acordas de mi? Participe en un taller virtual de límites el año pasado. Soy máma de un nene de 4 años y una beba de casi 2 años. Necesito escribirte pero creo que más que un pedido de ayuda es una necesidad de descarga. Estoy muy cansanda. Agotada. Amo a mis hijos, siempre los crie con apego y sinceramente creo que ésta forma de crianza es más cansadora aun. Mi beba sigue tomando teta, aún no duerme toda la noche. Desde que fui mamá deje de trabajar para dedicarme full time a ellos. No me arrepiento de nada, sé que es lo mejor para ellos y para mí que yo esté presente. Pero hay días que no puedo más, no me reconozco. Pierdo la paciencia fácilmente. Ambos se viven peleando y molestando. No logro resolver los conflictos sin gritos y sin desbordarme.
Todo esto me preocupe. Pero lo que peor me pone es que con muy poca gente puedo hablar sobre lo que me pasa. Solo con algunas mamas que compartimos esta forma de crianza porque el resto no lo entiende y me echan la culpa. Lo primero y único que tienen para decir es que tengo la culpa de todo lo que pasa porque yo los crie así, porque yo elegí dejar de trabajar, porque sigo sosteniendo la lactancia, porque no los mando al jardín desde el año,  porque no aplico el “Duérmete Niño”, etc, etc, etc. Jamás dude de que ésta es la forma de crianza que quiero para mi familia, sin embargo igual me canso. Pareciera que no me puedo quejar.
Perdón no quiero extenderme más, quisiera alguna palabra tuya que me acompañe en estos momentos.
Muchas gracias por tu tiempo.
Saludos




Hola:
Gracias por escribirme y confiar en mí para ayudarte con lo que te está ocurriendo.
Lo primero que te puedo decir es permitite estar cansada. La crianza cansa, cualquiera estilo de crianza es cansador, pero sin embargo cuando elegimos la crianza con apego, donde una está presente y le pone el cuerpo cansa aún más. Ponemos el cuerpo y el alma a cada instante. Cada decisión y accionar está pensado para conocer cuáles son las necesidades de nuestros hijos e intentar satisfacerlas. Ponemos toda la energía en comprender y acompañar su crecimiento. Obviamente esto cansa.
Lo mejor que podes hacer es darle lugar a lo que te pasa. Que puedas expresar ese cansancio.
Muchas veces los otros critican esa entrega y disposición que tenemos para nuestros hijos. Entonces cuando manifestamos nuestro cansancio optan por echarnos la culpa por lo que nos sucede o brindar respuestas que nada tienen que ver con nosotras. Es llamativo que las “soluciones” de algunas personas cuando nos escuchan decir de este cansancio es sólo pensar en acelerar la separación. Cortando las lactancias, dejarlos llorar para que duerman, enviarlos a jardines maternales antes de tiempo, etc. Estas opciones no tienen en cuenta las necesidades de los niños. Sólo la de los adultos. “Necesitas descansar, entonces dejalos y hacelo”. Pero incluso también desconocen a quien se lo dicen. Pretenden anular las elecciones que sostiene una mamá que cría con apego que ante todo quiere respetar a su hijo. Los consejos que te dan no hacen más que negar tu estilo de crianza.
Que sintamos cansancio e incluso que nos quejemos nada tiene que ver con arrepentirnos de nuestra elección. Las mamás que criamos con apego nos cansamos, no hay que negarlo y sabemos que eso no nos hace dudar de la forma en que queremos criar a nuestros hijos. Nada ayudan las críticas y las soluciones mágicas.
Nos ayuda que nos entiendan. Nos ayuda que nos abracen. Nos ayuda que simplemente nos escuchen.
Por eso lo ideal para cuando atravesamos estos momentos de tanto cansancio como los que contas es que busquemos ayuda en aquellas personas que sabemos que nos van a entender, que nos va a sostener. Acudir a quien le puedo mostrar mis sombras, mi cansancio, mi agotamiento, mis necesidades y que me va a brindar sus brazos y sus palabras para acompañarme.
Pensa quien o quienes son esas personas especiales en tu vida que pueden conectarse con lo que realmente necesitas y pueden acompañarte en estos momentos.
También quizás te sirva organizarte para contar con un tiempo en el cual puedas dedicarte a vos, una actividad que te brinde distracción y bienestar para volver a recuperar energías para dedicarte a tus hijos.
Te felicito por tu familia. No dudes volver a escribirme cuando lo necesites.

Cariños.
Mariela Cacciola

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