lunes, 20 de julio de 2015

"Y lo fundamental: ¡CONFÍO MUCHÍSIMO EN VOS! La historia de una simple frase

Hace algunas unas semanas publique en facebook este mensaje que puso un docente en los exámenes de sus alumnos: 


La publicación fue compartida por más de 30.000 personas y los casi 800 comentarios en la misma daban cuenta de la necesidad de más de estos MAESTROS. La mayoría felicitaban a este docente y muchos no dudaban en mencionar que tienen la suerte de conocer otros con el mismo compromiso y amor por esa profesión. Todo esto me motivo a ponerme en contacto con Damián Parodi y conocer un poco más sobre que motivo esta simple frase: "Y lo fundamental: ¡CONFÍO MUCHÍSIMO EN VOS!.

A continuación Damián nos comparte parte de su historia, cómo entiende la docencia y el trabajo con los alumnos. 


"Mi nombre es Damián Parodi y soy docente de escuela primaria desde el año 2001. Ya van más de doce años ejerciendo esta profesión que está emparentada con la más absoluta vocación. Tuve la fortuna de haberme graduado del Instituto Superior de Formación Docente n° 117, José Gervasio Artigas, de la ciudad de San Fernando (Bs. As.) y por el que guardo un profundo respeto y orgullo. A lo largo de todos estos años he trabajado en diferentes instituciones educativas, aprendiendo estilos de enseñanza, poniendo en práctica otros, rectificando maneras, ratificando otras, etc.

Comentar quién soy y de dónde vengo es más sencillo que encontrar una explicación a lo que una frase en una de mis evaluaciones provocó en las redes sociales y en la gente en general. La frase en cuestión (Confío muchísimo en vos) destinada a mis alumnos resume una forma de llevar adelante mi profesión que de ninguna manera nació como un proyecto preestablecido y pautado, sino como una manera de tratar de educar, tratar de enseñar. Bajo la premisa “Si como docente me aburro enseñando, qué queda para mis alumnos”, encaro el día a día buscando que mis chicos se motiven, empleando constantemente el humor y un clima de trabajo agradable, independientemente del área que me toque enseñar. Esta postura hace que siempre deba estar activo, metido en el trabajo cotidiano con la mayor cantidad de energía posible. Y de ninguna manera es fácil. Tiene sus riesgos. Tiene sus costos. Pero también sus beneficios y satisfacciones. Sin ir más lejos, lo que me está pasando lo confirma.

Para entender el significado de esa frase y lo que representa para los chicos, hay que conocer el camino previo a ella, que comienza en la etapa diagnóstica, allá por marzo. Les aviso a mis alumnos y alumnas (también a sus padres), que no he recibido información sobre el desempeño académico de ninguno de ellos por parte de las docentes de años anteriores, excepto alguna noticia de última hora que requiera que uno como maestro esté enterado para colaborar en lo que fuese (hablo de muerte de un familiar, separación de sus padres, mudanzas, embarazo, etc). Ello corta de plano con las etiquetas que ponemos a nuestros alumnos y en las que muchas veces caemos los docentes. Cada pibe y cada piba siente que le estoy dando la chance de mostrar lo mejor que tiene por la sencilla razón que no los conozco. Esto permite que se saquen la mochila de años pasados y el preconcepto que se tenga de ellos (especialmente, los negativos) y que den su mejor esfuerzo. Hasta el día de hoy, los logros son enormes y sorprendentes. Lo más lindo y que confirma el trabajo de uno, es ver cómo aquellos o aquéllas que no se sentían capaces de, por ejemplo, resolver un problema matemático, se animan a pensar, a intentarlo, a superarse a sí mismos, independientemente de si el resultado es o no correcto. 

Para finalizar, tan sólo quiero decir lo siguiente y para ello apelaré a términos futboleros: para llegar al interior de nuestros alumnos y lograr que exploten sus habilidades y capacidades “No hay que vender humo”; ellos se dan cuenta cuando uno repite frases vacías y que no están ligadas a los sentimientos. Frases que son mera formalidad y que no les suman nada a su vida escolar. Yo no soy ejemplo de nada ni para nadie. Jamás expuse mi trabajo salvo dentro del aula y para mis alumnos y alumnas. Pero tengo algo en claro. Estudié para ser maestro con la misma pasión con la que trabajo a diario y con la que busco aprender y conocer nuevas formas de enseñar, tratando de aplicarlas pero con mi toque personal. En definitiva, trabajo de lo que me gusta. Lo disfruto y padezco al mismo tiempo. Pero a la hora de hacer un balance, obtengo superávit. Tuve la fortuna de ser alumno de excelentes docentes desde lo académico pero por sobre todas las cosas, excelentísimas personas que me marcaron para bien. En honor a esas docentes, yo no puedo ser menos con mis alumnos y alumnas y tratar de que tengan la mejor escuela primaria posible."


                                                  Damián Parodi (Profesor de E.G.B. 1° y 2° Ciclo)


La educación formal de nuestros hijos necesita muchos docentes como estos, que respeten y empaticen con sus alumnos. 
Espero que esta "simple frase" haya inspirado para que sean muchos los que demuestren a sus alumnos que confían en ellos ya que será fundamental para lograr que cada niño confíe en sí mismo. "Confío mucho en vos" para luego "Confía mucho en vos".

Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en maternidad, crianza e infancia.






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